SONETO DE LA FIAMBRERA
¿Qué tienes tú que mi ansiedad no cura?,
¿qué interés se persigue, aun siendo mío,
que en la mano blande el cubierto frío
y que la boca empape sin mesura?
¡Cuán terca e infame fue mi postura
cuando te abrí! ¡Qué extraño desvarío
que nubla la mente hasta hacerla un lío
mientras torna rechoncha la cintura!
La de veces que la túper decía;
-¡No me abras, más vale quedar con gana!
más con gula pagana yo te abría.
¿¡Cuando empezar tal voluntad tirana!?
¡Mañana!, una y otra vez repetía
para lo mismo repetir mañana.
De Tonosepe para TAPLA S.L. 23/12/2016
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