domingo, 16 de agosto de 2009

... Y EL ÁRBOL




Al comienzo de la tarde cuando acaba la mañana,

cuando el crepúsculo reine o la noche sea cerrada,

quiero sentirme un desmayo mientras te meces en la rama.

Notar como poco a poco se va mojando mi espalda

y la lluvia te salpica humedeciéndote la cara,

poder sentirlo todo sin estar oyendo nada.


Tormenta y sol a un tiempo, mezclar brevas con naranjas,

o el sabor de una uva con queso, es un sentir que no iguala

el que te sientes conmigo, en esta linde lejana,

abriendo el libro de versos, dejándome ver sus páginas,

y oírte susurrar tan sentidas las palabras.


Espero que vuelvas pronto, antes de que, por desgracia,

llegue el leñador incansable y levantando su hacha

me deje tumbado en el suelo y me saque de la casa,

dejando el agujero, de la raíz arrancada,

lleno de aquel recuerdo de placer, que rebosaba

al abrir el libro de versos, al mecerte en la rama,

al oír tu voz sinuosa que hacía hervir mi savia,

que como en la primavera, en flores me reventaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario